Esta semana, diferentes expertos del sector salud se reunieron para discutir los retos en salud pública asociados al uso del tabaco y el vapeo en la Jornada académica de promoción de entornos libres de humo de tabaco y aerosoles, convocada y liderada por la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá.
Temas como la regulación en el uso y la disposición final del tabaco y los vapeadores, la normalización del uso del tabaco bajo la modalidad de estos dispositivos y los daños ambientales, fueron centrales durante la jornada, donde expertos analizaron la evidencia disponible sobre sus efectos en salud, y formularon recomendaciones en salud pública para enfrentar este problema.
Los investigadores convocados coincidieron en que reconocer los daños a nivel celular, en órganos vitales para el ser humano como el cerebro, así como el daño ambiental por los tóxicos usados, no solo para los directamente consumidores, sino para las personas que los rodean, nos debe exhortar a hacer un llamado enfático a nivel nacional para que se sancione, lo más pronto posible, la Ley 325 ya aprobada.
Durante esta jornada, la doctora Blanca Llorente, directora de investigación de la Fundación Anáas, habló sobre las repercusiones de la industria tabacalera en la salud mental de las personas, también precisó que el consumo de tabaco puede aumentar los niveles de depresión, ansiedad, estrés y síntomas psiquiátricos.
Los demás expertos coincidieron en señalar los múltiples desenlaces en salud asociados con el vapeo, y que la evidencia epidemiológica creciente ha confirmado. Mientras que las organizaciones sociales participantes invitaron a tomar más acción sobre estos riesgos.
La nicotina, sus derivados y otras sustancias tóxicas que se encuentran en los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) y los Sistemas Similares de Administración Sin Nicotina (SSSN), son dispositivos que, mediante el calentamiento de un líquido, normalmente disueltos en propilenglicol1 , generan un aerosol que pueden afectar gravemente la salud de quienes los usan o están expuestos.
Los efectos en la salud descritos van desde irritación en los ojos hasta la aparición de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, gastrointestinales, cáncer y afectaciones mentales como depresión, trastorno de personalidad, de alimentación, de conducta, ansiedad y problemas de aprendizaje.
Algunos dispositivos son: cigarrillos electrónicos, narguiles, vapeadores, productos de tabaco calentado (PTC) y sistemas de tanque. Es importante enfatizar que ningún producto de tabaco es inocuo, y que existen grupos poblaciones más susceptibles a sus efectos.
“Hay que hacer un enorme esfuerzo ante la desinformación que la industria de la nicotina ha circulado por muchos años, es un reto, pero resulta fundamental avanzar, ya que es preocupante los efectos en la salud física y mental en niños, niñas y adolescentes, ese es el principal problema de la manipulación de la que son objeto por parte de la industria”, agregó la directora de la Fundación Anaás.
La doctora Blanca Llorente concluyó que una vez esta población es consciente de esa desinformación de la que son objeto por parte de la industria, los niños, niñas y adolescentes se convierten en sujetos más activos para exigir sus derechos y reclamar entornos más protectores para su salud y bienestar.
Según la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas del 2019 y el Estudio Distrital de Consumo de Sustancias Psicoactivas del 2022, hay una reducción sostenida del consumo de cigarrillo y un incremento paulatino y sostenido del uso de Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina, de Sistemas Similares sin Nicotina y Productos de Tabaco Calentados.
De acuerdo a la información disponible, existe un incremento del consumo de vapeo en adolescentes y jóvenes en Colombia, lo cual se ve favorecido por la facilidad de acceso a estos productos en el país, dado el débil marco regulatorio.
Esta alta prevalencia de consumo, sumada a la mayor susceptibilidad en esta población, configura un impacto relevante en salud pública que debe ser abordado prioritariamente por las autoridades sanitarias nacionales y locales.
Uno de los propósitos de esta jornada fue sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de tener espacios libres de humo y aerosoles en instituciones educativas, lugares de trabajo, parques, hogares y otros escenarios públicos, por lo que la Secretaría Distrital de Salud envió un mensaje claro en el cual se valora la salud y el bienestar de la comunidad sobre los derechos de los consumidores adultos de estos productos. Es importante que los vapeadores sean reconocidos dentro del grupo de productos derivados del tabaco, y en ese sentido, como lo indica el proyecto de Ley 325 de 2024 en curso, avanzar en su inclusión integral en la política anti-tabaco.
Por su parte, Leonardo García, consultor nacional para salud mental y sustancias psicoactivas de la Organización Panamericana de la Salud, resaltó también la importancia de fomentar información real que contribuya al aumento de la percepción de riesgo como una medida de acción preventiva.
“Prevenir es identificar los factores de riesgo y los factores de protección asociados al uso experimental y la transición a usos dependientes de los cigarrillos electrónicos. Hoy en día, hay diferentes alcances de prevención como las acciones ambientales, universales, selectivas e indicadas. Desde una perspectiva ambiental, sabemos que aumentar los impuestos reduce los factores de riesgo y el consumo, así mismo, sabemos que limitar o prohibir la publicidad también incide en su reducción”, mencionó.
También añadió que, “desde los entornos educativos y familiares, aumentar acciones de involucramiento parental terminan siendo altamente efectivas para la prevención. Es indispensable identificar las acciones que se están realizando en niñas, niños y adolescentes, prevenir desde una perspectiva de salud pública es poder potenciar los factores protectores y reducir los de riesgo”, finalizó García.
En este sentido, la Secretaría Distrital de Salud convocó a toda la comunidad a trabajar de manera cohesionada en favor del bienestar de niñas, niños, adolescentes y jóvenes con el objetivo de implementar estrategias que informen mejor los riesgos, y desincentiven el consumo especialmente en esta comunidad.
Ante la normalización del uso del tabaco y entendiendo que hay mayor afectación en adolescentes y jóvenes, se hace necesario fortalecer estrategias entre pares, con mensajes claros que permitan la toma de decisiones informada y evitar el consumo, especialmente en no fumadores.
Estas estrategias deben ser intersectoriales y en particular se deben integrar con la Secretaría de Educación para que los cuidadores, docentes, gestores educativos y en general la comunidad académica cuente con la información necesaria de los efectos en la salud ambiental y física del uso de estos dispositivos.
De igual forma se invita a los docentes a hacer el reporte de uso de vapeo en sistema de alertas de la Secretaría de Educación, lo cual va a facilitar el desarrollo de estrategias dirigidas a abordar las barreras en la atención médica y la ayuda profesional que se requiere para atender esta problemática y mitigar el impacto en la salud y la salud mental de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
La invitación de la Secretaría de Salud es a tomar decisiones basadas en la mejor información disponible en todos los entornos de vida cotidiana (hogar, colegio, parques, entre otros), propiciando entornos libres de humo y aerosoles para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. También convocamos a la ciudadanía a tener diálogos en casa, en las universidades, en los servicios de salud y en diversos espacios en donde se pueda contribuir en la cesación del tabaco y vapeadores.
Con este objetivo, desde la Secretaría Distrital de Salud se trabajará en fortalecer la estrategia de comunicación de riesgos sobre el vapeo, la investigación y gestión del conocimiento sobre los riesgos del tabaco, incluyendo el vapeo, la promoción de hábitos saludables que prevengan el consumo del tabaco en niños, niñas, adolescentes jóvenes, la construcción de alianzas estratégicas con otros sectores y organizaciones de la sociedad civil, y la implementación integral de la política anti-tabaco.
